domingo, 4 de mayo de 2014

ASTORGA EN LEON Y EL PALACIO EPISCOPAL Y GAUDI

En la obra de Gaudí se hallan innumerables ejemplos de simbología esotérica relacionada con la masonería, la alquimia y el hermetismo.

Antoni Gaudí recibió el encargo del Palacio Episcopal de Astorga, por parte del obispo reusense Grau, puesto que el anterior palacio había sido destruido a causa de un incendio en 1886. En el momento en el que se le encarga a Gaudí el proyecto, se encontraba trabajando en la Casa Güell y en la Cripta del templo de la SAGRADA FAMILIA, por lo que dificultó en trasladarse a Astorga para realizar los estudios pertinentes sobre los distintos monumentos de la ciudad y el entorno donde se iba a ubicar el Palacio Episcopal..
 
 En 1887 Gaudí traza los planos y tras un período de rectificaciones y discrepancias al respecto, el 24 de junio de 1889 en honor al obispo patrocinador, el doctor don Juan Bautista Grau y Vallespinós se coloca la primera piedra y dan comienzo oficialmente a las obras. Fue concebido como un edificio exento, aunque en la actualidad aparece rodeado por una cerca de piedra de granito y verjas de hierro
 
 La fachada principal se adelanta ligeramente y en ella destaca el pórtico de entrada compuesto de arcos abocinados realizados con grandes dovelas y cubierto con una cúpula sobre pechinas. Cada fachada lateral se enmarca con dos torreones de planta circular, tres de ellos iguales y el cuarto de mayor diámetro. Se rematan con chapiteles de fuerte pendiente. En sendas fachadas avanzan dos cuerpos a manera de hastíales con contrafuertes en los ángulos y en la parte central. La cabecera del edificio muestra planta movida con tres cuerpos en forma de ábsides imitando la apariencia externa de una girola gótica.
 La cubierta de la construcción toma la forma de cruz griega, a dos aguas, con piezas de pizarra. En el exterior del edificio destaca las distintas soluciones del arquitecto así como la interpretación de los elementos historicistas. Son notables los "arcos de huevo" del pórtico, los huecos abiertos en arcos trilobulados en hiladas avanzadas y los calados de la barandilla del pórtico y del remate de todo el edificio a su alrededor, tomados del repertorio ornamental de Viollet de Duc. El arquitecto Guereta, que se hará cargo posteriormente de las obras se ajusta, en gran medida, a las ideas de los proyectos primitivos.
 
 El granito blanco y la pizarra de la cubierta resaltan en el exterior sobre la rosácea piedra de la Catedral. La volumetría externa tiene su correspondencia al interior. El edificio se desarrolla sobre una planta regular pero muy movida. El núcleo central es un gran cuadrado con torres cilíndricas en los ángulos y cuatro cuerpos salientes en los laterales, mayor el que se orienta hacia la cabecera con triple ábside, algo más pequeño el opuesto, hacia la fachada principal y en el resto dos cuerpos rectangulares similares. La construcción se compone de cuatro plantas, sótanos, baja, principal, o noble y sotabanco añadiendo a las mismas dos entresuelos que se intercalan entre el piso bajo y el principal y entre este y el superior.
 
 En el primer proyecto de Gaudí en junio de 1887 la planta correspondiente a los sótanos esta muy compartimentada pero posteriormente alteró el proyecto, dejándola totalmente abierta. En la planta baja se fundamenta su estructura en muros de carga y pilares de piedra con bóvedas de crucería sobre arcos ojivales, teniendo sus finos nervios realzados en barro cocido dotando a las estancias de gran colorismo. La colección de capiteles de esta plata es excepcional y recuerdan formas mudéjares, naturalistas y tradicionales, pero siempre interpretados con absoluta libertad. De esta planta destaca la secretaría antigua de forma rectangular y con bóveda sustentadas sobre dos columnas centrales, tiene excelente iluminación a través de las vidrieras geométricas de sus ventanales. El provisorato repite en planta el esquema de la capilla que se encuentra en el piso superior. Esta iluminado, igualmente, por las vidrieras. La influencia de la CATEDRAL LEONESA es evidente. En la planta principal o noble se encuentran las habitaciones y dependencias del obispo y las habitaciones de mayor rango de la institución episcopal.
 
 
 
 Todas las salas están decoradas por un notable conjunto de vidrieras que son realizadas por distintos talleres del momento como la casa Maumejean o Cristalerías Rodríguez. Curiosos capiteles con ábacos estrellados se reparten por las columnas de este piso. Han sido considerados originales gaudinianos pero son reinterpretación bastante fidedigna de la estrella octogonal que muestran los capiteles de la capilla baja de Sainte Chapelle de París. El espacio central, el vestíbulo, de este se distribuye al resto de las dependencias en planta tiene forma de cruz griega. El tercer piso rompe, en su interior, con los esquemas de Gaudí. Es obra de Guereta. Se compartimentan las habitaciones más de lo que estaban en el proyecto original de Gaudí así como la multiplicación de las galerías y abertura de terrazas que en los proyectos originales no existían.


 
 
 
 
 
Gaudí fue el máximo representante del Modernismo catalán y uno de los principales pioneros de las vanguardias artísticas del siglo XX. No cabe la menor duda que Gaudí fue católico practicante y que algunos de los símbolos que utilizó son cristianos (M de María, cruces, etc.). Pero hay otros símbolos en su obra que no cuadran con la simbología católica tradicional. Es realmente sorprendente que una personalidad católica ortodoxa como la suya utilizase símbolos que tenían significados muy concretos fuera del cristianismo y en cambió no los tenían dentro de la ortodoxia católica. Podemos decir que Gaudí experimentó una vía dentro de la ortodoxia católica, pero con una práctica que iba más allá del catolicismo, ya que en las construcciones Gaudínianas abundan signos y símbolos que son patrimonio de determinadas Sociedades Secretas. Todos los biógrafos de Gaudí coinciden en señalar que durante su juventud, el arquitecto sintió interés por las ideas sociales avanzadas de Fourier y Ruskin, además de mantener relaciones con los movimientos sociales más avanzados de la época. Su amistad con socialistas utópicos y anarquistas relacionados con medios masónicos, que se evidencia en sus primeros trabajos, da pie a pensar que fue quizá en estos medios en donde Gaudí contactó con una Logia masónica.
Para entender mejor a algunos personajes que influenciaron en Gaudí, debemos decir que François Maria Charles Fourier fue un socialista francés de la primera parte del siglo XIX y uno de los padres del cooperativismo. Fourier fue un mordaz crítico de la economía y el capitalismo de su época. Adversario de la industrialización, de la civilización urbana, del liberalismo y de la familia basada en el matrimonio y la monogamia. El carácter jovial con que Fourier hace algunas de sus críticas hace de él uno de los grandes satíricos de todos los tiempos. Propuso la creación de unas unidades de producción y consumo, basadas en un cooperativismo integral y autosuficiente así como en la libre persecución de lo que llamaba pasiones individuales y de su desarrollo; lo cual construiría un estado que llamaba armonía. En esta forma anticipa la línea de socialismo libertario dentro del movimiento socialista pero también líneas críticas de la moral burguesa y patriarcal basadas en la familia nuclear y en la moralidad cristiana restrictiva del deseo y el placer y por ende en parte al psicoanálisis. Así pues, el siglo XX encontró interés en las perspectivas libertarias de cuasi-hedonismo como las de Herbert Marcuse y su freudomarxismo, o las de André Breton, líder del movimiento surrealista. Asimismo usó en 1837 la palabra féminisme; y ya en 1808 argumentaba abiertamente en favor de la igualdad de género entre hombres y mujeres. Seguidores de sus ideas establecieron comunidades intencionales como La Reunión en Texas, y la Falange Norteamericana, en Nueva Jersey, a mediados del siglo XIX.