miércoles, 24 de septiembre de 2014

EQUINOCCIO DE OTOÑO EN EMISFERIO NORTE

 En una parte del mundo caen las hojas y en la otra parte nacen. INMENSA NATURALEZA E INMENSO UNIVERSO.

El sentido melancólico de esta estación del año representa la metáfora del declive natural de la vida hacia el ocaso de la vejez. En todas las mitologías el arquetipo del otoño –y en general el cambio de estaciones y la transición del tiempo con sus ciclos vitales y naturales- alude al arquetipo de la muerte y del renacimiento simultáneamente.

Toda existencia es entrecruce y enlace de una y otra. La existencia natural del universo y del ser humano, como parte de él, es vida y muerte en correlato simultáneo. El deceso no es el final de la vida. Está presente desde comienzo, al unísono del proceso y evolución vital.
 
A nivel astrológico el otoño es un tiempo de agradecimiento a la naturaleza. Hemos cosechado en función de cada aprendizaje. Momento para dejar hábitos y ser conscientes de lo que queremos cambiar.

 
 
Tiempo para prepararse para un ciclo nuevo de energía. En realidad, las semillas de transformación que plantemos en las próximas semanas, pueden resultar enormes avances y éxitos.

Reflexionar sobre lo que necesita ser cambiado para que podamos avanzar de una manera equilibrada y centrada en el corazón.

Por su parte, el origen de la palabra otoño se encuentra en el vocablo autumnos, formada por las palabras auctus (aumentar o plenitud) y agnus (año). Etimológicamente significa: “la plenitud del año”. Quizás parezca un significado contradictorio con la imagen que tenemos del otoño, sin embargo, la plenitud a la que alude la raíz de la palabra se debe a que muchos cultivos llegan, en este tiempo, a su madurez para ser recogidos. La plenitud no se refiere al declive sino a la madurez.